domingo, 23 de septiembre de 2012


Gilbert Ryle
Gilbert  Ryle (Brighton, 19 de agosto de 1900  Oxford, 6 de octubre de 1976) fue un filósofo, representante de la escuela filosófica de Oxford.
 Se le considera uno de los miembros destacados de la llamada escuela analítica. La tesis central de la filosofía analítica es que la mente humana no puede alcanzar ningún esquema central que explique al universo, es decir, que la metafísica es imposible. La filosofía debe limitarse a la consideración de problemas lógicos y metodológicos.
Influenciado por el pensamiento dijo que el pensamiento critico no sirve de nada Wittgenstein sobre el lenguaje y conocido principalmente por su crítica al dualismo cartesiano, para el cual acuñó la frase "el fantasma en la máquina". Se refirió a algunas de sus ideas como "conductistas" que si bien deben confundirse con la Psicología conductista de Burrhus Frederic Skinner. F. Skinner y John Broadus Watson John B. Watson, si sostienen su postulado de la caja negra donde no podemos referirmos sino a conductas observables cuando nos referimos al cuerpo, del cual no podemos inferir ciertamente procesos mentales.
Nació en Brighton, Inglaterra en 1900 y fue formado en la Escuela de Brighton, junto a sus hermanos John y George (más adelante, Gilbert fue presidente del consejo escolar de la Escuela de Brighton, que celebra un día en su honor). Por sus capacidades lingüísticas, fue reclutado para la inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial, después se hizo profesor de filosofía metafísica en Oxford, y publicó su principal trabajo, El concepto de lo mental en 1949. De 1945 a 1946 ejerció como presidente de la Sociedad Aristotélica.
Desde 1947 a 1971 fue el editor de la revista Mind.
  

Investigación científica

Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en la realización de un equipo de radar en el Telecommunications Research Establishment de Swanage de Dorset. En 1945 obtuvo una beca para formar parte del Laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge, donde inició sus primeros trabajos en el camp de las señales de radio extraterrestres y en el desarrollo de telescopios más avanzados, con utilización de los principios del radar, convirtiéndose en uno de los principales impulsores en la creación y mejora de la interferometría astronómica y de la síntesis de obertura, que ha contribuido a aumentar la calidad de los datos astronómicos de radio.
Entre 1948 1959 simultaneó su cátedra de física en la Universidad de Cambridge con la dirección del Mullard Radio Astronomy Observatory. Sus trabajos se centraron en el estudio de las ondas de radio procedentes del Sol o de estrellas próximas, que llevaron al descubrimiento de los quásares. En estas investigaciones Ryle desarrolló la técnica llamada síntesis de apertura, con el uso de diversos radiotelescopios instalados a distancias considerables unos de los otros, dispuestos de manera que se pudiesen conseguir, por el procedimiento interferométrico, resultados idénticos a los de un solo aparato gigantesco. Este sistema fue el que facilitó en 1968 el descubrimiento del primer púlsar.
Martin Ryle falleció el 14 de octubre de 1984 en su residencia de Cambridge.


Richard Rorty

Richard McKay Rorty (n. 4 de octubre de 1931 - m. 8 de junio de 2007) fue un filósofo estadounidense.

Inicios:

Rorty asistió a la Universidad de Yale. Pasó el inicio de su carrera tratando de conciliar sus creencias e intereses personales con la búsqueda platónica de la verdad. En su disertación doctoral, "The concept of Potentiality" y en su primer libro (como editor), "The Linguistic Turn (1967), prevalecía el modo analítico. Sin embargo, gradualmente se puso al tanto con el movimiento filosófico estadounidense conocido como pragmatismo, particularmente con los escritos de John Dewey, al igual que con el notable trabajo hecho por filósofos post-analíticos como W.V.O. Quine y Willfrid Sellars, quienes produjeron un cambio en su pensamiento.
Los pragmáticos generalmente sostienen que la importancia de una idea debe ser medida por su utilidad o eficacia para lidiar con un problema dado. Esta noción se remite, especialmente, a William James, quien, en su libro "Pragmatismo", estableció que las ideas deben ser consideradas no cómo válidas en sí mismas sino como "guías para la acción".
La postura de William James significó un gran cambio dentro del pensamiento occidental. Su premisa fundamental es el "integralismo". James afirmó (hacia 1906) que la filosofía occidental no había hecho sino vivir yendo de un extremo a otro en el entendimiento de la existencia: de Parménides (como algo siempre estático) a Heráclito (como algo siempre cambiante), de Aristóteles (con su insistencia en lo material como criterio de verdad) a Platón (con su insistencia en las ideas como parámetro de lo cierto), de Hegel (con su idealismo) a Comte (con su materialismo). Y así sin jamás lograr una concepción mesurada de la existencia, donde lo cambiante y lo estable, lo material y lo abstracto, armonizaran.

Contra los metafísicos

Las críticas de Rorty se centraron en cuestionar la filosofía basada en la metafísica que parece obsesionada con ponerse en un lugar privilegiado desde el cual someter y limitar toda la realidad bajo el juicio soberano de una razón omnipotente (crítica que inauguró con su best seller de 1979 La filosofía y el espejo de la naturaleza). Ese modo de hacer filosofía es el que para Rorty termina divorciándose de la realidad y es el que, finalmente, genera una filosofía que sólo habla de sí misma y que gira sobre sí misma en una especie de metalenguaje. Rorty aclaró que el problema lo tienen incluso aquellos que quieren escapar a la metafísica (como Derrida) y que asumen esta tarea con un dramatismo innecesario. "Derrida habla como si este elegante dilema de manual fuese real", como si este problema estuviera "haciendo la vida imposible no sólo a los ingeniosos aficionados a los juegos de palabras como él, sino al conjunto de la sociedad .

  Filosofía literaria

Así aparece el lado más irónico de Rorty cuando desacraliza el lenguaje de la filosofía y lo empieza a considerar como un lenguaje más, incluso homologándolo con la literatura. Por ejemplo, Rorty planteó que, en vez de pensar un tratado sistemático sobre la moral, en la propia literatura ya es posible encontrar fuentes que sirven para inspirar moralmente. Para ello tomó como modelo a escritores como Henry James, Marcel Proust y el poeta americano Walt Whitman (no por nada Rorty tenía una cátedra de literatura en Stanford).
Pero estos temas literarios también tienen que ver con la fuente de la cual se nutre Rorty: el filósofo Ludwig Wittgenstein. Sin él, no podría haber dicho frases como la siguiente: "La física y metafísica que han sido importantes y revolucionarias han sido siempre 'literarias' en el sentido de que han abordado el problema de intro ucir una nueva jerga y han dejado de lado los 'juegos de lenguaje' vigentes" (Essays on Heidegger and others: philosophical papers, 1991, página 99)
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 Puros juegos de lenguaje

Para Rorty, la expresión 'juegos de lenguaje' le permite hacer comprender que la filosofía de corte metafísico (la que estudia las grandes preguntas que buscan distinguir y zanjar lo verdadero de lo aparente) está destinada al fracaso por culpa de interrogantes e intenciones que no conducen a nada. Finalmente, para Rorty y para Wittgenstein, los humanos simplemente nos movemos en el lenguaje y en las prácticas sociales que lo generan: Preguntarse por los límites o si existe una entidad fuera del tiempo que sostiene y le da sentido a esos 'juegos de lenguaje' es, o bien, una práctica inútil, o bien, sólo un juego más. Ideas como estas son las que hicieron de Rorty un pragmatista que actuaba como una suerte de terapeuta (como Wittgenstein) dedicado a quitarle a los filósofos el afán de preguntarse por asuntos inefables que están más allá de la temporalidad. En lugar de enredarse en eso, Rorty pensaba que el fin de toda investigación debiera ser "hacernos más felices permitiéndonos afrontar con más éxito el entorno físico y la convivencia".

 Política

 La infancia del pragmatista Rorty no fue del todo tranquila ni en su natal Nueva York ni en Nueva Jersey. Sus padres, simpatizantes del trotskismo, sufrieron toda una paranoia cuando comenzó la persecución estalinista contra Trotski y después al vivir de cerca la cacería que hizo el macartismo al comunismo. Esta herencia ideológica explica en parte que Rorty fuera crítico del giro que ha tenido la política norteamericana hacia la derecha. Junto con rechazar la invasión de Irak, reconoció que eventos como los ataques terroristas del 11 de septiembre son la excusa perfecta para que personajes como Bush puedan llevar a que Estados Unidos sea dominado por un nuevo fascismo.

LA FILOSOFIA COMO ESPEJO DE LA NATURALEZA
En la introducción de su famosa obra “La filosofía como espejo de la naturaleza”, publicada en  1979, el filósofo estadounidense Richard Rorty (1931 – 2007) traza las líneas generales que sigue con dicha obra.

Considera que ya desde Kant la Filosofía se ha visto a sí misma como la disciplina a la que corresponde determinar la legitimidad de todas las pretensiones de conocimiento, tanto de la ciencia, como de la moral, el arte o la religión, debido a que se atribuye a sí misma una comprensión especial de la naturaleza del conocimiento y de la mente.

La aspiración de conocer los fundamentos mismos del conocimiento llevó a la Filosofía a investigar los “procesos mentales”, así como las “actividades de representación” que a su juicio los hacen posibles. Su preocupación central fue elaborar una teoría general del conocimiento, posibilidad que descansa sobre la idea de que conocer es representar con precisión en nuestra mente lo que está fuera de ella. Por ello la idea de filosofía como “espejo de la naturaleza”, que contiene representaciones susceptibles de ser estudiadas mediante métodos puros, no empíricos.

Es en este sentido en que la noción de “mente” como “espejo” hace posible la de “conocimiento” como representación precisa del mundo. Como elemento adicional, debe tenerse en cuenta también la estrategia que de Descartes a Kant intentó depurar las representaciones inspeccionando, reparando y limpiando el espejo. Sin estos conceptos, los intentos de la filosofía del siglo XX, desde el análisis conceptual de los analíticos al análisis fenomenológico de Husserl, carecen de todo sentido.

En palabras de Rorty: “El objetivo del libro es socavar la confianza del lector en “la mente” como algo acerca de lo cual debemos tener una visión filosófica, en “el conocimiento” como algo acerca del cual debemos tener una teoría y que tiene cimientos, y en la “filosofía” como ha sido concebida desde Kant.
 


En “La filosofía y el espejo de la naturaleza” desmonta la estructura conceptual en la que se había basado la epistemología tradicional. Rorty rompe con el concepto de mente-espejo, con la idea de la mente como el espacio en el que se producen las representaciones como reflejos especulares de la realidad. Para Rorty el término mente-espejo, así como el resto de los conceptos sobre los que se ha asentado la epistemología tradicional, no es más que un conjunto de metáforas creados para legitimar y fundamentar esta teoría del conocimiento existente. Sin embargo, desde un punto de vista pragmático, estos conceptos no son útiles, ya que generan más problemas de los que resuelven.
Con este planteamiento, Rorty, disuelve el pensamiento fuerte y objetivo, en una pluralidad de visiones del mundo sin más fundamento que su propio contexto, el hecho de haber surgido desde intereses y situaciones diferentes. Así Rorty se abre a la interpretación como único discurso posible, a la ironía como forma de describir los estados de cosas aunque no fundamentarlos, a la literatura como forma de expresión de los sentimientos humanos más nobles y única guía para vivir en un mundo mejor.





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